Los paneles solares son los elementos que más expuestos están a las condiciones climáticas del entorno. Están instalados en los tejados o en las partes más elevadas de los edificios, así que reciben toda la fuerza de los elementos y los cambios de temperaturas. Pese a ello, son dispositivos muy resistentes que son capaces de resistir mucho castigo y seguir funcionando a plena capacidad aunque las condiciones climáticas no sean las más adecuadas para ello. Pero, ¿qué puede afectar a los paneles solares fotovoltaicos?
Climatologia y paneles solares
Lluvias torrenciales: La presencia de lluvias no estropean los paneles solares fotovoltaicos, ya que están preparados para resistir la acción del agua. Además, una lluvia torrencial ayuda a mantener limpia la superficie, ya que el agua arrastra toda la suciedad presente en la superficie. El único inconveniente ante una lluvia de estas características es que la luz solar desaparece y no produce electricidad.
Granizo: El granizo se produce cuando el agua se congela y se convierte en unas bolas de hielo que caen al suelo y que, en casos extremos, pueden llegar a causar daños en elementos como ventanas, parabrisas de los coches e incluso en tejados fabricados con materiales ligeros. Es muy difícil que una granizada moderada pueda causar daños en un panel solar fotovoltaico, ya que el vidrio con el que están cubiertos es capaz de absorber el impacto sin problemas. Para probar esa resistencia, los paneles pasan por varias pruebas de resistencia, en las que se lanzan bolas de acero y se comprueba que no causan daños en la integridad del panel. Un granizo capaz de provocar daños en el panel solar causaría muchos daños en otros elementos, ya que se trata de un dispositivo muy resistente.
Viento: El viento es uno de los fenómenos atmosféricos que podría producir algún daño a la instalación, pero no sobre el panel solar fotovoltaico propiamente dicho, sino sobre la estructura que lo soporta. La fuerza del viento puede hacer que se mueva el panel e incluso que se suelten partes del soporte. Para evitarlo hay que conocer las características del lugar donde se instala el panel solar y el comportamiento del viento en esa zona. Hay que asegurar bien la instalación y prever la acción del viento.
Nieve: La nieve es agua congelada, así que cuando cae sobre una superficie no se drena como lo haría en estado sólido. Esto provoca que se acumule y tras una nevada de larga duración podría encontrarse una capa de nieve acumulada en la parte inferior del panel, ya que la gravedad la empuja hacia abajo. En este caso, la parte cubierta por nieve no captaría la luz solar y el panel no ofrecería todo su rendimiento hasta que no se limpiara.
Rayos: Los rayos buscan el camino más corto para llegar al suelo, así que suelen caer en elementos en alto. En el caso de un panel solar fotovoltaico, su ubicación los convierte en algo susceptible de recibir el impacto de uno de ellos. Se recomienda instalar un pararrayos junto a la instalación, de manera de que si existe riesgo de que caiga algún rayo, este sea absorbido por el mismo.
Calor y frío extremo: Los paneles solares fotovoltaicos están preparados para funcionar bien a temperaturas muy altas o muy bajas, aunque podrían perder algo de rendimiento ante temperaturas extremas. En el caso del frío, las baterías podrían llegar a congelarse, pero esto sucedería a temperaturas muy bajas y si cuanto más cargada esté, menor ha de ser la temperatura en la que se congelaría.